Bienvenidos al Colegio

Bética-Mudarra

Nuestro centro está abierto a estudiantes desde escuela Infantil hasta Bachillerato. Conoce nuestra oferta educativa, carácter propio y mucho más en nuestra web.

Ofrecemos una educación rigurosa basada en valores compartidos: respeto, amor por el aprendizaje, integridad, coraje y un compromiso con el pluralismo. Los estudiantes se convierten en aprendices de por vida que hacen contribuciones duraderas al mundo. Nuestros edificios reúnen a aproximadamente 1.200 estudiantes atendidos por 100 profesores y distinto personal, creando una comunidad diversa e inclusiva.

NUESTROS ORÍGENES

Historia

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La historia de nuestro colegio arranca en el año 1921. En ese año la Institución Teresiana funda en Córdoba la «Academia de Enseñanzas Generales y Artísticas para la Mujer«, como respuesta a «una de las más apremiantes necesidades de la sociedad actual, con referencia a la instrucción y educación de la mujer». Su misión era, inicialmente, la formación del profesorado y la irradiación en la ciudad del pensamiento pedagógico propio, con un claro sentido evangelizador.

Este primer colegio está ubicado en la Plaza de la Concha e incluía Bachillerato, preparación al Magisterio y a oposiciones a plazas de Magisterio, Centro Cultural e Internado. Pronto este centro comenzaría a convertirse en un referente cultural y educativo dentro del entorno de su ciudad. Con el nombre de «Academia Santa Teresa de Jesús» inicia las clases formativas en los últimos meses de 1921 y primeros de 1922, y su labor educativa no se detiene ya hasta alcanzar nuestros días. La prensa de la época recoge las noticias que van apareciendo relacionadas con la Academia fundada por el «educador de educadores», San Pedro Poveda.

En 1931 la Academia adquiere la titularidad de «Colegio Privado de Enseñanza Primaria y Media» y su actividad se mantiene ampliándose con el paso del tiempo. En 1948 se abren cinco grados de 1ª Enseñanza en la calle Jiménez Quesada, que en 1951 se trasladan al Paseo de la Victoria. Ese año también se inicia la actividad en el Colegio Ntra. Sra. de los Ángeles, ubicado en la sierra de Córdoba, donde hoy está el Colegio Bética-Mudarra.

En 1959, el prestigioso arquitecto Rafael de la Hoz, se encarga de comenzar el proyecto y construcción del colegio tal y como lo conocemos hoy en día.

En 1957 el Centro de Plaza de la Concha es reconocido como de Grado Superior, y su denominación es entonces «Colegio Institución Teresiana» hasta que se traslada definitivamente a nuestras instalaciones en el curso 1961-62. A partir de la Reforma Educativa de 1970, se constituyen el Colegio Bética para alumnos de EGB y el Centro Mudarra (BUP). El conjunto de los centros constituye el Complejo Educativo Sierra (C.E.S.). Una nueva reforma educativa, LOGSE, nos lleva a cambiar la organización, quedando unidos bajo el nombre Colegio Bética-Mudarra los centros educativos de infantil, primaria, secundaria y bachillerato.

La Entidad Titular del Centro es la Institución Teresiana: Asociación de fieles laicos, fundada por Pedro Poveda en 1911. En la actualidad, imparte las enseñanzas de Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Secundaria y Bachillerato, y cuenta con dos Aulas de apoyo a la Integración. Está acogido al régimen de Concierto Educativo en los niveles de Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria. Se inscribe en la Red de Centros que tiene la Institución en España y con ellos comparte su misión.

El alumno en el centro de la labor educativa

La inspiración cristiana del centro, se inscribe dentro de la propuesta de la Iglesia Católica. El Carácter Propio del Centro es conocido y aceptado por toda la Comunidad Educativa. Tiene el carácter de una oferta respetuosa con las convicciones del profesorado, personal no docente, alumnado y familias y rehusa cualquier tipo de discriminación.

El Bética-Mudarra se caracteriza por ofrecer una atención personalizada en la que los alumnos son los protagonistas de la labor educativa. Con nuestro trabajo, pretendemos ayudarles a ser desarrollarse de forma integral. Autonomía, espíritu crítico, solidaridad, sinceridad, respeto, justicia, tolerancia, cultura, religiosidad, humanismo, … no son sólo palabras que aparecen en nuestros proyectos curriculares sino que han sido y son, desde la fundación de nuestro centro, OBJETIVOS propios de nuestro carácter como educadores.

CARÁCTER PROPIO

La oferta educativa de los centros IT

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Una educación en clave cristiana

Una educación en clave cristiana

Que articula la dimensión académica y pedagógica, la atención a los procesos y la dimensión cristiana y evangelizadora. Una educación entendida de un modo integrado, en diálogo con la sociedad pluricultural y con referencia cristiana explícita.

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Una educación en clave humanizadora

Una educación consciente de la interrelación entre el perfil de la persona que formamos, las actividades formativas que promovemos y los cambios sociales que apoyamos.

Una educación para la ciudadanía

Una educación para la ciudadanía

Donde se forman sujetos responsables, participativos y gestores de paz, se reconoce la diversidad y se atiende a la educación moral y en valores.

CARÁCTER PROPIO

Raíces povedanas

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Atender a la formación de la persona, al desarrollo de sus capacidades y al descubrimiento de Dios en la vida.

Cada alumno/a es un ser singular único que hay que conocer para aplicar los métodos educativos más adecuados.

Inspirada en el amor que se expresa a través del afecto, del reconocimiento, de la acogida, del estímulo y del compromiso.

Seriamente, razonablemente, sólidamente.

Asumir como estilo educativo la comunicación, el diálogo y la participación, que cada persona se sienta aceptada, comprendida, valorada y responsable de su propia formación.

Incorporar a la actividad educativa la mirada analítica al contexto. Mirar y enseñar a mirar la realidad con inteligencia y afecto.

Ellos son el motor de nuestro centro. Su tarea educativa, formación continua y actualización son elementos imprescindibles para crear un lugar de investigación educativa y aprendizaje.

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El escudo

En 1977, la directora de entonces, Carmen Muñoz, encarga a una reconocida joyería de la calle Cruz Conde la elaboración del escudo del entonces Complejo Educativo Sierra. Esos escudos elaborados en la ya desparecida Joyería Díaz, se entregaran a partir de entonces a los alumnos que finalizan sus estudios en nuestro centro.

En su diseño están representadas las montañas de la sierra cordobesa, por la situación y estructura del centro. La estrella de cinco puntas representa a la Virgen, madre de la sabiduría, compañera y luz para los estudiantes. Esta estrella está en el escudo de la Institución Teresiana, que diseñó el propio San Pedro Poveda.

SOBRE

Nuestro colegio

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El edificio ocupa una ladera del suelo urbano de la sierra o zona residencial del Brillante, trasdosándose a un sector de viviendas unifamiliares.

Ha tenido varias ampliaciones, las primeras del mismo autor, encaminadas a Colegio Mayor y a nuevas dependencias docentes.

El cuerpo principal, el inicial, se desarrolla en una sola planta que va adaptándose al terreno en pendiente, con una estructura organizativa en trama rectangular cuya dirección descendente la asumen las circulaciones; y la transversal, en bandas horizontales, la ocupan las aulas y los patios-jardín, estableciéndose una relación visual biunívoca entre cada aula y su patio correspondiente. La sección descendente –al colegio se entra por la cota más alta- acaba desdoblándose y duplicando la altura, que se ofrece escalonada al paisaje.

La economía de medios está presente en el concepto de la ejecución: circulaciones abiertas a los jardines, muros de carga de ladrillo visto, cubiertas sandwich con madera en su trasdos y uralita al exterior, ventanales correderas de metal, jardineras resueltas con una vigueta prefabicada, etc. Al tiempo, quedan garantizadas la iluminación y la ventilacióm cruzada. Cada aula consta de ropero, aseos y almacén, quedando la pizarra, corredera de vidrio mate oscuro, integrada en el diseño.

El módulo espacial sirve para todas las unidades docentes, utilizándose dos contiguas cuando la función lo requiere: capilla, salón de actos polivalente, administración, etc. Tan solo el gimnasio, por sus singularidades espaciales, se coloca tangente al edificio y al patio de recreo.

Las espinas o galerías de circulación se articulan en sección en tramos horizontales y en pendientes en rampa, precipitándose en escaleras en sus tramos finales más bajos.

Mantiene en la actualidad la estructura del edificio, con algunas transformaciones en elementos parciales.

El arquitecto de nuestro edificio es Rafael de la Hoz Arderius. Nace en Madrid, en 1924, aunque pasará su infancia en Córdoba. Su primer trabajo como arquitecto fue para construir en Córdoba el local comercial de Vogue. Junto al también arquitecto José María García Paredes participó en el proyecto de la Cámara de Comercio de Córdoba, y también en el Colegio Mayor Aquinas en Madrid por el que recibieron el Premio Nacional de Arquitectura. Más tarde su estudio de arquitectura se encargaría de proyectos como la fábrica de cervezas El Águila (Córdoba), el Palacio de Congresos de Torremolinos, la sede del Colegio de Médicos de Sevilla y el colegio de las teresianas en Córdoba: el colegio Bética-Mudarra.